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El silencioso quinto retiro

Eduardo Vergara B. Director ejecutivo Fundación Chile21

Por: Eduardo Vergara B. | Publicado: Viernes 29 de octubre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Eduardo Vergara B.

Con fuerza está tomando lugar otro retiro. No copa portadas ni noticieros. Ocurre en silencio para el grueso de la población, no para el mundo económico empresarial. Pero no por ello es menor. Supera las proyecciones de lo que podría ser el cuarto retiro del 10%, estando ya, como algunos estiman, en torno a los 12 mil millones de dólares.

Se trata de un reparto de utilidades hacia accionistas pocas veces visto en su magnitud. Y porque la decisión de hacerlo en gran parte se ha sustentado en la ausencia de certezas, la responsabilidad es compartida.

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Si esto tendrá un impacto significativo sobre la inflación o el precio del dólar, es materia de discusión. Muchos coinciden que no es fácil determinar con fondos exactitud la trazabilidad de esos. Pero hay indicios que permiten identificar los determinantes del impacto. El presidente del BC hace solo días recordaba en el Senado el aumento de la salida de capitales desde principios de año y el de personas naturales abriendo cuentas en dólares. Con todo, el SII se declaró en "observación" respecto al cumplimiento tributario producto de los retiros, a sabiendas que gran parte de estos terminan en otras sociedades y no necesariamente en personas. Para muchos, este fenómeno se transforma en un preámbulo de lo que podría ser un freno de mano a la inversión privada durante 2022.

Pero más allá de esto, la discusión de fondo tiene que ver con la acción misma enmarcada en el momento actual: es una señal desde el capital al país y al mundo. La señal es relevante y poderosa, teniendo que ver con la decisión misma de retirar las utilidades en vez de reinvertir en las propias compañías para alimentar mayor dinamismo en la economía, a la par de crecimiento y empleo. Estas son justamente las condiciones que hoy se necesitan para no dejar caer la economía en el contexto que vive el país, sumergido en procesos políticos determinantes y una relativa vuelta a la normalidad que necesita empuje, tras los momentos más críticos de una pandemia global. Cada acción que impide inversión termina por erosionar la confianza que las compañías depositan en el Estado, generando consecuencias políticas conocidas.

Esta decisión claro, no es al azar. Incluso al ser desproporcionada y si en casos, tuviese una agenda política detrás, se nutre en factores reales. Los grados de incertidumbre que provoca la elaboración de una nueva Constitución, el escenario presidencial y la falta de definiciones claras respecto al cuarto retiro desde las AFP, conviven con las coyunturas internacionales.

Por esto mismo, tanto las incertidumbres como las acciones son de naturaleza compartida. En lo político, una serie de actores tiene la responsabilidad de actuar con mayor seriedad y, en el caso de las candidaturas presidenciales, con definiciones claras que entreguen certidumbres. La entrega de certezas -sean las que sean, gusten o no-, se transforma en un imperativo político dado el momento actual. Por otro lado, las grandes empresas deben actuar con proporcionalidad y, en ciertos casos, impedir que sus preferencias y deseos políticos terminen en decisiones que impacten a la economía, y particularmente a quienes necesitan más ayuda y protección.

Hoy es el momento de poner a prueba el amor por Chile; no el a veces manoseado patriotismo que tanto le gusta a un sector político, sino más bien el de las acciones que radican en la construcción de confianzas, depositando esperanza en el país y su gente. Remar para el mismo lado, pocas veces, fue tan gravitante.

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